La podóloga infantil que arrasa en Instagram: “El zapato no debe sujetar el pie del niño” – La Vanguardia

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Neus Moya ilustra desde Instagram a padres y madres que buscan consejos a la hora de comprar calzado para los más pequeños
Rosanna Carceller
Neus Moya estudió enfermería, pero a través de su padre, médico, llegó a la podología. “Cuando descubrí la podología infantil, me enamoré. Hace ya siete años que trato a criaturas en consulta. Me di cuenta de la falta de información de padres y madres para elegir el calzado adecuado y me sorprendió mucho. Por eso decidí abrir un perfil de Instagram”, cuenta. Un perfil lleno de consejos sobre calzado y exámenes a modelos y marcas de zapatos y zapatillas, que ahora llega a los casi 240.000 seguidores.
El 19 de marzo de 2020, en pleno confinamiento, Moya publicó su primer post. “Esa situación me catapultó porque yo tenía más tiempo de preparar contenidos, y la gente tenía tiempo de consumirlo”, comenta. Al principio resultaba extraño encontrar a una podóloga hacer directos sobre calzado. “La gente se fue mentalizando, vieron que el sentido común aplicado al calzado existe”.
Sus explicaciones son contundentes cuando habla de los errores de padres y madres a la hora de comprar calzado para los más pequeños. “¡El zapato no debe sujetar el pie del niño en ningún momento, ni enderezarlo!”. Los pies de los niños son blandos y elásticos; a menudo caen hacia adentro (valgo fisiológico). Cuando cogen musculatura, el pie se endereza, hacia los seis o siete años. “Si vas con tu bebé a pediatría y le falta tono en el cuello… ¿Qué pensarías si te dicen que le pongas un collarín?”, pregunta.
“En el pie se permite todo eso, enderezarlo cuando está fisiológicamente caído. Precisamente ese pie caído necesita el movimiento para madurar, los músculos se deben trabajar. A este pie, si lo sujetamos, lo condenamos a una musculatura débil para toda su vida”, afirma la podóloga.
Moya hace una apreciación sorprendente: hasta los 9 o 10 meses los bebés tienen el doble de sensibilidad exteroceptiva (recepción de estímulos a través de la piel) en los pies que en las manos. “Tapando los pies con calcetines o calzado provocas compresiones en un pie inmaduro, y además estás tapando la conexión del bebé con el entorno. ¡Es a través de donde perciben más información!”.
Esto explica por qué muchas criaturas se quitan calcetines y zapatos continuamente. “No lo hacen para fastidiar, es por supervivencia”. En esta etapa, “el calzado no les hace falta hasta que no necesiten protección del suelo de la calle, cuando andan, no hay que ponerles calzado”.
Cuando son pequeños prefieren el calzado deportivo
Es decir, hay que poner calzado a una criatura sólo cuando camina por sí sola. “Se considera que camina por sí sola si, desde que se suelta del agarre, da diez pasos ella sola sin ayuda. Los primeros meses que camina, si podemos pasar con calcetines, mejor, siempre que no haya riesgos. Por ejemplo, si vamos a un parque con un bar donde se puede haber roto un vaso, ponemos zapatos; o cuando la calle hierve de calor. Es decir, en entornos no controlados”.
Llevar zuecos todo el día no es lo más aconsejable ni siquiera en verano
Niños y niñas corren en verano por plazas y parques con zuecos de goma. ¿Es adecuado? “Esto es un calzado para actividades específicas: ir a la piscina, ir a la playa haciendo un recorrido corto… Llevar zuecos todo el día no es lo más aconsejable. Tienen una suela supergruesa, mucho drop (casi 8 mm.) y no hay regulación. No es un calzado para llevar los niños todo el día en la escuela infantil o en el colegio”.
¿Y chanclas de dedo? “Un estudio ha visto que no afecta tanto a la musculatura flexora (de recoger el pie) como se pensaba, pero dan lugar a muchas caídas y tirones musculares difíciles de recuperar. Esto se vio en adultos, pero en niños es más peligroso porque los movimientos son más erráticos. Para mí, solo por este factor, ya deben quedar descartadas”.
Más dinero no siempre significa mejor
Heredar zapatos no es la mejor idea. “Cada uno sabe su realidad y algunas son muy duras. Pero si se puede evitar heredar zapatos, mejor. El que ha llevado el zapato primero, le ha dejado su huella, y cuando los usa el segundo niño le estamos perjudicando. Si el zapato se ha utilizado una o dos veces, se puede heredar, lógicamente. Pero si se han llevado un mes, ya no se deberían heredar”.
Esta especialista confirma lo que dice la sabiduría popular: el calzado más caro no es siempre de mejor calidad. “Puedes estar pagando la marca, el diseño… El que es más caro suele tener suela de caja, que sube por el lateral, y suele ser más resistente. Pero no tiene por qué ser mejor”, comenta Moya.
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