Messi, la copa y la imagen más “likeada” de la historia de Instagram: un monumento a la felicidad colectiva – LA NACION

Home
Secciones
Club LN
Mi Cuenta
En 1978 la propaganda oficial del Mundial de Fútbol instaló como un mantra marcial aquello de “25 millones de argentinos jugaremos el Mundial” cuando los que jugaron y se quedaron con la primera copa mundial para la Selección Argentina fueron solo 22. Al cierre de esta nota, son 73.878.778 los usuarios que convirtieron un posteo de la cuenta oficial de Lionel Messi en la imagen más likeada de la historia de Instagram, la plataforma que se reclama como último eslabón de la fotografía y la que más ha contribuido a definir la cultura visual contemporánea.
A post shared by Leo Messi (@leomessi)
De los primeros escarceos de la televisión color (ATC) a la era de Internet y las redes sociales hay un hilo conductor con el fútbol como relato épico que ahora consagra esta imagen que, además, rompe con cierta lógica de lo instagrameable. La foto, tomada por el inglés Shaun Botterill para la agencia Getty (aunque el posteo no refiere autor alguno), muestra a Messi levantando el trofeo en el estadio Lusail de Qatar y superó en menos de un día a la imagen que ostentaba el récord previo. La foto de un huevo marrón sobre fondo blanco que la cuenta @world_record_egg (una sola publicación, 5 millones de seguidores, ninguna cuenta seguida) subió el 4 de enero de 2019 con el único objetivo de destronar del podio un posteo de la influencer Kylie Jenner (del clan Kardashian) que había alcanzado los 18 millones de likes. Diez días después, el huevo (tomado del banco de imágenes Shutterstock) llegaba a 42 millones de likes, provocando que el crítico estadounidense Ben Davis hablara en la revista Artnet de una nueva era de arte conceptual popular. Pero era la competencia de las especies en el ambiente de las redes sociales: una campaña viral montada por un publicista bajando del trono a una instragrammer como Jenner, nacida para postear y ser likeada.
Ahora llegó Messi con una foto no premeditada para el posteo (Botterill ni siquiera tiene una cuenta con su nombre) y que remite al mundo físico, analógico si se quiere. Más allá del fenómeno global que el futbolista representa y que se potenció con cada paso de la Selección Argentina en Qatar, esta es ya una de las imágenes del siglo XXI que a su vez está hecha de otras inscriptas en la historia del arte.
Para el crítico cultural español Jorge Carrión, autor de Lo Viral, el likeo masivo funciona bajo la lógica de las redes, aunque este caso tiene sus particularidades. “Yo diría que se trata de pura sincronía colectiva. Es el fenómeno que mueve y explica la viralidad. De pronto, miles o millones de personas se ponen de acuerdo en la centralidad de un objeto cultural vagamente identificado y deciden no sólo leerlo o disfrutarlo, sino también apoyarlo y difundirlo. Esa fuerza se ha sentido con el triunfo de Argentina de un modo muy extraño. Porque casi siempre hay un divorcio entre el plano digital y el analógico. En cambio, la celebración ha sido, con igual poder, virtual y física, en la dimensión de los cuerpos y en la de los píxeles. Eso me parece más histórico e importante que una cifra vinculada con una foto en una red social. Tal vez se deba a una causa de la pandemia”, analiza Carrión para LA NACION.
Cuerpos y píxeles definen el tiempo histórico de esta imagen. Un medio torso del héroe en andas del Kun Agüero (que no se ve por el recorte que hace la red al publicar, pero está en el fotograma completo) podría remontarse a las representaciones grecorromanas y, luego, al arte de la fotografía del cuerpo deportivo en Aleksander Rodchenko (Unión Soviética) y Leni Riefenstahl (Alemania nazi), pero también en el borde inferior de la imagen dos smartphones alzados por brazos estirados hasta lo imposible para intentar captar algo de esta escena. Una fotografía digital del héroe, sí, pero también una suerte de selfie de las máquinas mismas que se disparan entre sí como en un laberinto de espejos. Lo mismo sucedió con los intentos de llevar esta escena a la piel por vía del tatuaje: copias bizarras que andan por los cuerpos y que volvieron al píxel viralizadas como consumo irónico tal que la restauradora de Borja (la del Ecce Homo fallido) hubiera instalado un Tatoo shop en la galería Bond Street.
Si al posteo de Jenner con su hija recién nacida se le pueden atribuir rasgos de una Madonna renacentista y el Huevo (¿Acuña?) sigue cierta lógica del dadá y el conceptualismo, la imagen de Messi se apoya en lo monumental. Tal la conclusión que saca el fotógrafo e historiador Facundo De Zuviría al repasarla: “El ángulo desde el que se tomó es el mismo que los fotógrafos elegimos para registrar un monumento. Se los toma desde abajo para conferirles ese rasgo de grandiosidad y aquí se ve eso en la cara de Messi y es una imagen que expresa de manera muy concreta el momento del triunfo. Es una fotografía de nuestra felicidad colectiva también”.
Pero también hay un anclaje en las imágenes de la pintura clásica. Tras la consulta de LA NACION, Jose Emilio Burucúa deja una respuesta inquietante en el correo electrónico: “El asunto es muy espinoso desde el punto de vista iconográfico. Llamame”. Al teléfono, el historiador de arte señala que la forma de sostener la copa es muy rara y que el gesto “no es el se que registra como triunfo en la pintura sino que se asemeja al de la masacre de los inocentes”. No se refiere a los equipos que quedaron en el camino sino a un tópico bíblico de la pintura que se remonta al siglo XV. “Las escenas de triunfo en la pintura son más bien verticales y aquí se ve otra cosa. La copa es alzada como el bebé que se salva en la pintura de Rubens (Galería de Arte de Ontario) o en las de Matteo Di Giovanni (Museo Di Capodimonte) y los frescos de Lattanzio Gambara en Parma”, concluye.
Volviendo a nuestros tiempos digitales, Carlos Scolari, investigador rosarino especializado en medios de la Universidad Pompeu Fabra, cree que el fenómeno del posteo de Messi forma parte un cruce de mediatizaciones. “Desde la antigüedad las batallas y guerras se transmitían a través del bronce, con monumentos. Esa es la mediatización sólida. Luego entre el desarrollo de la prensa gráfica, la radio y la televisión viene una mediatización líquida de los hechos. El instante que capta esta foto forma parte de la etapa gaseosa de las mediatizaciones: la guerra de Ucrania la podemos seguir en Tik Tok. El cambio es tal que en el Mundial Sudáfrica de 2010 no dejaban filmar con los celulares y ahora es casi que rogaban que el público lo hiciera”.
Sin embargo, hay algo en la imagen récord de Messi que cruza estas etapas. “Está tan arraigada la etapa sólida en la cultura que de hacerse un monumento a Messi en el futuro no podría salir de otra imagen que no fuera esta”, dice Scolari. Fuera del análisis mediático el autor de Cultura Snack y La Guerra de las Plataformas, del papiro al metaverso (que se publicará en febrero) encuentra una línea que escapa de lo visual puro para entender los casi 74 millones de likes. “Esta imagen es como el final de un cuento de hadas perfecto. La historia del chico que no crecía y se tuvo que ir a Barcelona; que triunfaba en Europa, pero nunca con la Selección Argentina; que pasa por la etapa del renunciamiento en un eco con la historia de Evita; y que termina con este desenlace feliz captado en este posteo”.
Copyright 2022 SA LA NACION | Todos los derechos reservados
Descargá la aplicación de LA NACION. Es rápida y liviana.
¿Querés recibir notificaciones de alertas?
Ha ocurrido un error de conexión

source

Negocios enserio con facebook ads