Huawei Mate 50 Pro, análisis: la enésima lección de Huawei sobre cómo se debe hacer una cámara – Xataka

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Nota de Xataka
Huawei no se rinde con la gama alta. En abril pudimos probar el Huawei P50 Pro y, hace apenas un par de meses, analizamos el Huawei Mate XS 2, el nuevo plegable de la compañía. El último gama alta en llegar a la familia es el Huawei Mate 50 Pro, el buque insignia de la compañía. El hardware de cámara más ambicioso, un procesador de nueva hornada y (casi) toda la carne en el asador.
Analizamos en profundidad el Huawei Mate 50 Pro, un dispositivo que se enfrenta al reto de enamorarnos pese a no tener servicios de Google, y con la ambición de tener una de las mejores cámaras del mercado. Ya te adelantamos que cumple buena parte de lo que promete, aunque la sombra del software le acompañará a lo largo de este análisis.
HUAWEI MATE 50 PRO
DIMENSIONES Y PESO
162,5 x 75,5 x 8,5 mm
205 gramos
PANTALLA
OLED de 6,74 pulgadas
Resolución FullHD+ (2.616 x 1.212 píxeles)
Tasa de refresco: 120 Hz
Tasa de muestreo táctil: 300 Hz
1.070 millones de colores
Huawei Kunlun Glass
PROCESADOR
Snapdragon 8+Gen 1 (4G)
GPU Adreno 730
MEMORIA RAM
8 GB
ALMACENAMIENTO INTERNO
256/512 GB
Ampliables con tarjetas NM Card
CÁMARA TRASERA
50 MP f/1.4-f/4, OIS
Gran angular 13 MP f/2.2
Telefoto 64 MP f/3.5, OIS
Zoom óptico x3,5, zoom digital x100
CÁMARA DELANTERA
13 MP f/2.4
ToF
BATERÍA
4.700 mAh
Carga rápida 66W
Carga rápida inalámbrica 50W
Carga inalámbrica inversa
SISTEMA OPERATIVO
HarmonyOS 3.0
CONECTIVIDAD
4G
Dual SIM
WiFi 6
Bluetooth 5.2
USB tipo C
NFC
GPS doble frecuencia

OTROS
IP68
Lector de huellas en pantalla
PRECIO
1.199 euros
Solemos empezar los análisis comentando los materiales y construcción de los dispositivos, pero el notch es tan protagonista en este Mate 50 Pro que merece la pena empezar hablando del mismo. Es, actualmente, el más largo de la gama alta, con un tamaño que nos recuerda al que vimos hace cuatro años en el iPhone X. Incluso Apple, la culpable de esta (ya pasada) moda, redujo el tamaño de su notch progresivamente, pero Huawei lo revive en este frontal, que nos recuerda bastante al de un Mate 20 Pro.
La presencia de este notch, pese a su largo, está justificada. Huawei apuesta por un reconocimiento facial 3D del que hablaremos más adelante, y el precio por contar con una tecnología así de avanzada es hacer ciertos sacrificios en la parte delantera del dispositivo.
Si hablamos de la parte trasera, el módulo es aún más protagonista que en la generación pasada. En lo personal, el Mate 40 Pro me parecía un móvil algo más elegante, al integrar las lentes directamente en este módulo de cristal. En el Mate 50 Pro, además de tener un módulo que sobresale más, las lentes se ubican en una posición 2 + 2 algo menos refinada. Es el precio a pagar por tener sensores cada vez más grandes.
Tampoco convence demasiado el remate trasero, con un cristal que se llena de huellas y resbala bastante. Basta con posar el dedo para que la huella quede muy marcada. Como contrapartida, Huawei incluye una funda transparente en la caja que solventa parte de la problemática, así como un protector de plástico en la pantalla.
La botonera, quizás está algo alta, sobre todo si hablamos de los botones de volumen. El botón de desbloqueo es bastante pequeño, pero no está en mala posición. La pulsación es bastante sólida, no bailan lo más mínimo y responden con firmeza.
En resumidas cuentas, un móvil bien acabado, con la pega de ser bastante sucio por su parte trasera, y con el regreso de un notch que podría ser más pequeño, pero que al menos justifica su razón de ser. Para bien o para mal, este Mate 50 Pro tiene personalidad propia en 2022, algo que no es tan sencillo.
Si hablamos de la pantalla de este Huawei Mate 50 Pro, pasamos de 6,76 pulgadas a 6,74, se mantiene la resolución Full HD+. La tasa de refresco sube hasta los 120 Hz, pero no estamos ante un panel adaptativo de tipo LTPO. A nivel de nitidez, colorimetría y experiencia general, es una gran pantalla. No dista apenas en calidad respecto a la de un Huawei P50 Pro, con la pega de contar con una curvatura lateral que da más problemas que alegrías.
Aparte del sombreado que se genera con este tipo de curvas, hemos sufrido algunas pulsaciones fantasma. Si sujetamos el móvil con firmeza, la curva recae en la superficie de los dedos y, al detectar que esto es una pulsación, hemos tenido problemas con algunas aplicaciones.
Otro de los problemas que hemos tenido con este Mate 50 Pro tiene que ver con el brillo automático, el cual es demasiado conservador a nivel energético. Incluso en la calle, a pleno sol, no ha subido el brillo al máximo, obligándome a subirlo de forma manual desde el 75/80% en el que se mantenía. Esto es algo fácil de solucionar por software, aunque en el momento de analizar el teléfono la problemática estaba presente.
Desde los ajustes podemos escoger entre un modo vívido y un modo normal, pudiendo cambiar asimismo la temperatura de color a más cálida o más fría. La tasa de refresco puede forzarse a 120 Hz, o podemos mantenerlo en modo dinámico para que oscile entre 120 y 60 Hz para tratar de ahorrar energía.
Lo mismo sucede con la resolución, podemos disminuirla a 1.744 x 808 (un poco más de HD) para ahorrar batería, algo que no recomendamos en un panel de este tamaño, ya que empiezan a apreciarse los píxeles en los bordes.
Si nos molesta el notch en exceso, podemos dibujar virtualmente un marco negro que oscurece toda la parte superior. Si activamos esta opción, acabamos por completo con la simetría entre marcos, y tendremos un enorme bisel virtual en la parte superior del diseño.
La sensación general con el panel es muy buena. No compite dentro del top 3, pero se mantiene en una buena posición en términos de equilibrio. El 2K se echa de menos en un Android de este precio y tamaño, amén de la tecnología LTPO. No obstante, un panel que se disfruta y lucha dentro de la gama alta.
El apartado del sonido era ya bueno la pasada generación, y la experiencia se repite en este Mate 50 Pro. Contamos con dos altavoces para el sonido estéreo, con un muy buen nivel de volumen y el único pecado de no potenciar del todo los graves. A partir del 80% empieza a haber una notable distorsión, aunque el volumen máximo es tan alto que no necesitaremos ponerlo al máximo para disfrutar de una buena experiencia.
En el caso de que conectemos nuestros auriculares, accederemos a varios perfiles de sonido, incluido el ecualizador de Huawei. Nos gustaría encontrar estas opciones para los propios altavoces del dispositivo, para poder personalizar a nuestro gusto el sonido que emite el teléfono. Como en prácticamente toda la gama alta, no hay jack de auriculares, por lo que si queremos audio por cable tendremos que recurrir al puerto C.
Con el Huawei P50 Pro quedamos contentos en rendimiento, pero no se terminaba de entender la inclusión del Qualcomm Snapdragon 888. Con este Mate 50 Pro toda la carne está en el asador, y nos encontramos con el Qualcomm Snapdragon 8+ Gen 1, el procesador más potente de Qualcomm hasta la fecha. Pese a incluir este procesador, la conectividad 5G ni está ni se la espera, ya que es una de las principales limitaciones que tiene Huawei actualmente.
Acompañado de 8 GB de RAM (se empiezan a echar falta 12 GB por este precio), el procesador vuela. En este teléfono no hemos notado apenas throttling, y es que el ejercicio de disipación termina parece ser excelente. En pruebas de estrangulamiento de la CPU el rendimiento tan solo ha caído un 23%, mientras que varios de sus rivales caían más de un 40%.
Estos datos suelen acompañar a los de GPU. Si la caída es grande en CPU, la unidad gráfica suele tener datos similares. Efectivamente, los datos coinciden bastante. En la gráfica apreciamos perfectamente una caída desde algo más de 10.000 puntos hasta los 8.000 en el test de estrés de 3DMark. La estabilidad ha sido de un 74.5%, uno de los teléfonos que mejor ha gestionado el Snapdragon.
La estrategia de Huawei, según los datos de los benchmarks, es ser algo más conservadora gestionando el chip (las puntuaciones pico están por debajo de los máximos vistos en sus rivales), para poder controlar mejor las caídas de rendimiento. De poco sirve que un teléfono alcance un pico brutal de rendimiento que no pueda sostener más allá de un par de minutos, por lo que quedamos más que contentos con la decisión tomada en este Mate 50 Pro.
Huawei Mate 50 Pro
Google Pixel 6a
iPhone 14 Pro
Samsung Galaxy S22
Xiaomi 12
Asus Zenfone 9
Sony Xperia 1 IV
PROCESADOR
Snapdragon 8+ Gen 1
Google Tensor
Apple A16 Bionic
Exynos 2200
Snapdragon 8 Gen 1
Snapdragon 8+ Gen 1
Snapdragon 8 Gen 1
RAM
8 GB
6 GB
4 GB
8 GB
8 GB
8 GB
12 GB
GEEKBENCH 5 (SINGLE/MULTI)
929 / 3.290

1.879 / 5.468
1.165 / 3.543
1.120 / 3.531
1.317 / 3.944
1.175 / 3.262
3D MARK Wild Life Unlimited
10.457

12.344


9.526
10.761
3D MARK Wild Life Stress Unlimited
10.743 / 8.036

12.344 / 7.931


10.892 / 8.166
10.071 / 4.232
PCMARK WORK
10.456
9.739

12.425
13.097
16.243
11.431
El desempeño en propuestas como Apex Legends en gráficos Ultra HD o Genshin Impact en alta resolución es excelente, con alguna caída muy puntual de FPS, pero nada preocupante. Como curiosidad aquí, destacar que no he podido probar Genshin Impact en las zonas del mapa que suelo usar (más recargadas a nivel gráfico), ya que sin servicios de Google no puedo iniciar sesión en mi cuenta.
Al hablar de biometría en Android solemos encontrarnos ante un reconocimiento facial 2D y un lector de huellas bajo la pantalla. En el caso de este Mate 50 Pro tenemos buenas noticias, y es que el reconocimiento facial es 3D. Su funcionamiento es muy bueno, no llega a ser tan rápido como el Face ID de Apple, pero es una solución ideal, segura y que funciona en baja luminosidad.
Tiene cierta curva de aprendizaje, y es que en los dos primeros días el reconocimiento facial me fallaba bastante, para posteriormente pasar a funcionar de forma prácticamente impecable conforme avanzaban los días de uso.
Lo complementa un lector de huellas bajo la pantalla que también funciona bastante rápido, y que tiene una tasa de error bastante baja. En definitiva, una biometría prácticamente perfecta que demuestra que a veces es preferible tener un notch a cambio de una experiencia de desbloqueo superlativa.
La autonomía de este Mate 50 Pro se comporta bastante bien, a pesar de que 4.700mAh no sean demasiados para una pantalla de casi 6,7 pulgadas. No obstante, las siete horas de pantalla están garantizadas, con un sistema de carga rápida de 66W que logra cargar el dispositivo al completo 41 minutos. En el ciclo más exigente, con bastante juego, 4G y algunos trayectos con Petal Maps, llegamos a las 00:00 de la noche con más de 4h de pantalla y casi un 40% restante de batería.
En apenas media hora tendremos cargado el móvil al 80%, por lo que si algún día necesitamos un extra de autonomía no necesitaremos más que una enchufada rápida. La carga inalámbrica es de 50W, lo que supone la guinda para un sistema de carga que no necesita acercarse a los 100W para dar una buena experiencia.
Otro de los puntos que nos ha encantado es que Huawei permite limitar la carga hasta el rango que queramos entre el 70 y el 90%. La literatura actual nos indica que no cargar a más de un 80% beneficia a la vida útil de la batería, por lo que es una opción ideal para maximizar la longevidad de la misma.
AIDA64 nos chiva que este Mate 50 Pro corre EMUI 13.0 con Android 12. El problema es el ya conocido en Huawei: no tenemos servicios de Google. Huawei insiste en que AppGallery es una buena alternativa a Play Store y aunque poco a poco va aumentando su catálogo, sigue siendo difícil recomendar a un usuario medio un teléfono con esta problemática.
AppGallery nos recibe con anuncios, nos recomienda aplicaciones que ni siquiera conocemos y buena parte de las apps que la mayoría de usuarios usan en su día a día (WhatsApp, Twitter, Facebook, Instagram, Netflix, etc.) se descargan de forma externa. La búsqueda de Petal Search se integra en el propio buscador de AppGallery, para tratar de encontrar aquellas apps que no están alojadas en los servidores de Huawei.
Cuando la encuentra en un repositorio externo, en principio aprobado por Huawei, nos marca un aviso de exención de responsabilidad (si instalamos algo que no está en los servidores de AppGallery, aunque lo hayamos buscado en AppGallery, Huawei no se hace responsable) y podemos proceder a la instalación desde este repositorio de un tercero.
Al igual que nos quejamos con el Mate XS 2, nos quejamos con este Mate 50 Pro: no hay coherencia con el método de instalación. Algunas apps se instalan directamente desde AppGallery, aunque sean de un repositorio externo. Otras nos llevan directamente a la página web, y aquí es bastante fácil confundir anuncios de “DESCARGA AHORA” con el pequeño banner de “download APK”.
Para el usuario más avezado en la instalación de apps, no supondrá mayor problema instalar apps desde fuera, pero no me imagino a mis familiares y amigos cercanos navegando entre APKpure, buscando el banner de descarga del APK, e instalando archivos de forma segura.
De cara a los servicios de Google, encontramos alternativas como Gspace, que virtualizan un espacio en el que podemos entrar a Play Store haciéndonos pasar por un Mate 20 Pro. No deja de ser una app de terceros que tendrá todas nuestras contraseñas y claves de Google, y en la que se pueda recopilar la información sobre todas las apps que instalemos desde este espacio virtual. En manos de cada usuario queda si instalarla o no.
Es una forma de instalar WhatsApp con su copia de Google Drive, servicios de Google como Gmail, Maps, Drive, etc., así como de recibir notificaciones en los mismos como si estuviesen instalados de forma nativa. No obstante, tiene publicidad si no pagamos, no es tan segura como Play Store.
El spoiler ya está hecho, esta es una de las mejores cámaras que hemos probado. Pero antes de comentar los resultados, toca hablar del hardware fotográfico que incorpora este dispositivo. El módulo es enorme y alberga cuatro enormes círculos, aunque realmente usaremos tres cámaras, la cuarta “cámara” es un sensor de proximidad. ¿Qué sensores entonces este Mate 50 Pro?
De esta configuración, lo más llamativo es que tenemos un sensor principal con apertura variable entre f/1.4 y f/4.0. El teléfono, de forma automática, ajustará la apertura según la escena. También, de forma manual, podremos cambiarla tanto el modo profesional como en el modo apertura. Y ya que estamos hablando de modos, repasemos la app de cámara.
La app de cámara de Huawei no ha cambiado demasiado en los últimos años. Se echa de menos un pequeño lavado de cara para modernizarla pero, en lo funcional, no se le puede pedir mucho más. Todos los modos importantes están en el carrusel inferior, tenemos modos adicionales en una pestaña de “más” y, lo que no nos gusta tanto, son los submenús que se esconden dentro del menú de ajustes.
Por ejemplo, si queremos pasar de grabación 1080 a 4K, no tenemos un acceso rápido. Hay que abrir los ajustes, ir a la resolución de vídeo y cambiar los valores de resolución y tasa de frames. Por motivos obvios no tenemos integración con Google Lens, aunque Huawei tiene su propia función “AI Lens” para que podamos leer códigos QR, traducir textos o incluso tratar de identificar las calorías que tiene un alimento.
Pero lo que más nos ha gustado esta generación ha sido la velocidad de obturación de este Mate 50 Pro. Con el P50 Pro tuve algunos problemas a la hora de disparar rápido. Este Mate 50 Pro ni se inmuta, captura las imágenes de forma instantánea y, salvo que le pidamos al obturador muchas fotos en un corto periodo de tiempo, no hay queja alguna.
Wow. Soy exigente, muy exigente, cuando se trata de analizar cámaras de la gama más alta. Junto al Pixel 7 Pro y el iPhone 14 Pro, este es de los pocos teléfonos que ha logrado dejarme impactado este año. El rango dinámico es brutal, con un control de altas luces sencillamente perfecto, y con unas sombras muy bien controladas.
En situaciones extremas como el ejemplo de arriba, observamos que el procesado no es del todo natural, tónica habitual en todos y cada uno de los teléfonos que hemos analizado este año. Pese a ello, el nivel de detalle es muy bueno, y la principal queja es el ejercicio de reducción de ruido, que puede crear algunas manchas puntuales en la fotografía.
Ni siquiera ampliando al 100% en las zonas más esquinadas de la fotografía logramos que clave la rodilla. El ejercicio con el sharpening es relativamente moderado, y logra que cuando fotografiamos letreros o cualquier escena que tenga bordes marcados, los límites de los mismos se mantengan con bastante naturalidad.
Me ha sorprendido la tendencia al cálido de esta cámara, más que optar por un balance de blancos neutro. En ocasiones, las zonas más anaranjadas quedan con más saturación de la cuenta, e incluso en escenas en las que no hay apenas calidez el Mate se las apaña para que todo tenga ese tono naranja. Es una decisión incorrecta a nivel técnico, pero agradable en lo visual en la mayoría de escenas.
Aquí volvemos al debate entre si queremos la fotografía más realista o la que más convenza al usuario medio, y apostar por ese look propio es un fuerte giro hacia lo segundo. Las fotos de este Mate tienen ahora esencia propia, y eso es algo positivo.
En fotografía cercana es rápido y preciso enfocando, algo que sumado a la buena velocidad de disparo nos evita fotografías movidas y fuera de foco. La experiencia de disparo es algo clave en cualquier teléfono y, salvando la baja calidad de la vista previa, en este Mate 50 Pro disfrutamos mucho haciendo fotos a cualquier cosa.
La gama alta demuestra que es gama alta cuando cae la noche. Este Mate 50 Pro es una bestia en condiciones no tan óptimas, con un control de altas luces sencillamente impecable, un buen nivel de detalle (aquí sí notamos el procesado más artificial, pero nada exagerado), y un equilibrio general en las fotografías de sobresaliente.
Con el modo noche pasa algo bastante curioso: conviene evitarlo a toda costa. El disparo automático del Mate 50 Pro ya procesa como si usase modo noche (tarda un poco más en tomar la foto para captar más luz). Si activamos manualmente el modo “nocturno”, el procesado se vuelve mucho más agresivo, perdemos el control de altas luces y la fotografía ni siquiera es más luminosa. En resumidas cuentas, mejor disparar en automático y dejar que el solito se las apañe.
La característica estrella del Mate 50 Pro es su apertura física, que oscila entre f/4 y f/1.4, pudiendo jugar con todos los valores intermedios. Para cambiar la apertura tenemos dos modos. El primero es el profesional, donde podemos configurar todos los pasos entre f/4 y f/1.4, pura apertura física.
El segundo modo es el modo apertura, que en este Mate 50 Pro tiene dos variantes. La primera es un modo apertura que nos permite cambiar tan solo los valores físicos de lente. El segundo es el clásico modo de apertura digital, que combina apertura física con software. En otras palabras, si usamos el modo físico y disparamos en f/1.4, estamos disparando simplemente a f/1.4, sin que el software intervenga.
Si disparamos a f/1.4 en modo virtual, estamos simplemente emulando los valores de apertura mediante software (por ejemplo, podemos disparar a “f/16· para que no haya bokeh, pero la lente estará con una apertura física real de f/1.4 para captar luz). Aquí el resumen es que es mejor evitar la apertura digital si queremos un bokeh real. Hemos de tener en cuenta, eso sí, que si bajamos el valor de apertura (f/4 o cercano a este) la lente captará menos luz y tendremos fotos más oscuras.
He tenido que mirar un par de veces la ficha técnica de este Mate 50 Pro para comprobar que el zoom 10x no fuera óptico. Sobre el 3,5x, es bastante nítido, y este sensor es la base de la que parten los distintos rangos de zoom en este dispositivo, hasta llegar al 100x.
El zoom 100x sigue siendo una función anecdótica y escenarios reales en los que usarlo, al contrario del 3,5x o el 10x. No deja de ser prácticamente una mancha el disparo en el zoom máximo, aunque es una función bastante llamativa que muestra el músculo de Huawei en zoom.
El ultra gran angular es la cámara más débil en este teléfono, tónica general en cualquiera de sus rivales. El procesado es muy similar al de la cámara principal, por lo que hay buen rango dinámico y ese pequeño giro hacia el cálido. Es un sensor que dará juego y simplemente obligatorio en cualquier gama alta que se precie, aunque la calidad no es comparable a sensor principal y teleobjetivo.
No todo podía ser casi perfecto en el Mate 50 Pro. El modo retrato siendo siendo una de las asignaturas pendientes de Huawei. Si disparamos en el propio retrato, el procesado de la piel no es del todo bueno. Los tonos tienden de forma excesiva al rosáceo, independientemente de que la piel sea más clara u oscura. El principal problema es que Huawei entiende aquí el bokeh como “un efecto”, y es que de hecho podemos hacer que el bokeh tenga forma de círculo, corazones, remolinos y demás.
Hasta el selfie es de nivel en este Huawei, que se atreve con los contraluces más agresivos, sin generar aberraciones cromáticas ni generar artefactos de ningún tipo. El procesado de la piel aquí es el más fiel que hemos visto hasta la fecha en la compañía, sin aclarar en exceso la piel, con un nivel de nitidez apabullante y entendiendo que no es necesario lavar nada para obtener una mejor fotografía. Selfie de sobresaliente para poner la guinda a un magnífico apartado de cámara.
La grabación de vídeo ha dado otro importante salto en este Mate 50 Pro. Tenemos 4K 60 FPS tanto en la cámara delantera (algo no muy habitual) como en la cámara trasera. La calidad es buena, sobre todo el vídeo selfie en 4K, que nos ha sorprendido por el gran trabajo que hace con el HDR y la nitidez general.
De hecho, el HDR trabaja algo más rápido en la cámara selfie que en el sensor principal, donde hemos tenido varios problemas con las correcciones de alta luz. El procesado no termina de estar muy afinado, con algo de efecto acuarela incluso cuando grabamos en situaciones de buena luminosidad.
El Huawei Mate 50 Pro es un salto lógico frente al modelo del curso pasado. Es más potente, mantiene el músculo en cámara y en términos globales es un móvil sin apenas puntos débiles. El principal problema es que sus dos únicos hándicaps tienen demasiado peso. Hablamos de un móvil de más de 1.000 euros sin conectividad 5G y sin servicios de Google, dos puntos capitales en cualquier teléfono.
Aunque no usemos aplicaciones de Google, el marco de servicio de Google está muy presente en Android, para el registro en aplicaciones, copias de seguridad y, en múltiples casos, simplemente para que la aplicación se inicie. Habrá algún que otro usuario al que no le importe contar con un software así, pero la inmensa mayoría de consumidores tendrán serios problemas a la hora de utilizar una ROM tan capada.
Sin estas pegas, el Mate 50 Pro sería uno de los claros candidatos a móvil del año, con una cámara sencillamente brutal en HDR y detalle, y con un equilibrio general espectacular. Huawei sigue sabiendo hacer teléfonos de primera línea, aunque ya no son para todo el mundo.
8.8
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