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Eduardo Lavandeira FDV
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En @opelouro no hay ni fotografías de una persona, ni historias hablando, tampoco vemos las tendencias que arrasan, de hecho, a simple vista es difícil descubrir quién es la persona que se encuentra detrás del perfil. Lo que encontramos son vídeos cortos en los se enseña, de una forma muy rápida, recetas para preparar todo tipo de pizzas y panes. Y aun así, esta cuenta ha conseguido más de 100.000 seguidores en Instagram.
En un contexto en el que las redes sociales se han convertido en una puerta al éxito y la fama, Eduardo Lavandeira ha triunfado en ellas, y lo mejor de todo, casi sin pretenderlo.
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Estar en el momento oportuno, ofrecer un contenido innovador o verse beneficiado por el algoritmo de la red social en cuestión, han ayudado a algunos de los perfiles más exitosos a transformarse en grandes influencias para millones de seguidores. Pero, ¿cómo lo hizo él?
Este vigués llevaba toda su vida dedicado al audiovisual y de un momento a otro, vio crecer una comunidad de seguidores que le ha cambiado la vida por completo.
Todo empezó durante la pandemia. El confinamiento provocó que media España se volviera una gran aficionada a hacer pan en casa. Una afición que Edu tenía desde hacía un tiempo y que decidió plasmar en una cuenta de Instagram para uso propio. “Abro Instagram exclusivamente con la idea de tener un álbum de fotos y no tener que buscarlas en el carrete”.
Las circunstancias quisieron que a todos se nos diera por creernos pasteleros y ahí su perfil (@opelouro) empezó a crecer en seguidores. “De repente te das cuenta de que tienes seguidores que te están viendo desde muchas partes del mundo”. Y en ese momento su vida dio un giro inesperado.
Entre las diferentes anécdotas que acumula una que le hizo especial ilusión. “Conocí al batería de Glass Animals cuando me contactó en la pandemia porque quería aprender a hacer pan.” Una experiencia que le ha brindado esta red social. No ha sido la única, “hasta un cocinero con estrella Michelín vino a casa a aprender a hacer pan”, explica
“Si las usas de la forma correcta te permite conocer a mucha gente, aprender muchísimo, estar en contacto con personas de todas partes del mundo…” señala Lavandeira. Pero como todo, también tiene esa faceta más oscura y que él relaciona con la adicción que generan. ¿La solución? “La educación por parte de los padres y la sociedad sobre el daño que pueden causar, las horas que puedes echar y esa sensación de enganche que genera aumentar de seguidores, los ‘me gusta’…” sentencia.
“Lo primero es no querer ser influencer. No planteárselo como tal. Es como si tú haces un vídeo y quieres que se haga viral. No es una fórmula matemática”, afirma Lavandeira. O al menos fue lo que le funcionó a él. Sin quererlo vio como los followers crecían y le situaban entre algunos de los perfiles más seguidos en este campo. Y eso que su cuenta poco tiene que ver con lo que Instagram nos tiene acostumbrado.
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Aunque su intención nunca fue convertirse en influencer, ni tampoco es lo que busca ahora, sí que tiene claro que hay ciertas pautas que una persona que desea tener éxito en redes debe seguir. “La clave está en tener autenticidad y originalidad en lo que haces. Dejar tu sello”.
“No puedes seguir haciendo lo mismo durante muchos años. Si el algoritmo va cambiando, tú también tienes que hacerlo para que la gente no se aburra”, declara.
Pero a día de hoy, ¿todavía queda espacio para que surjan influencers con alcance en redes sociales? Su respuesta es contundente. “Hueco siempre hay porque hay mucho que ver. Es consumo rápido y hoy lo sigues y mañana no… Aparece alguien que te interesa más y sigues a otro”. Aunque lo cierto es que Instagram no se lo está poniendo nada fácil ni a ellos ni a los perfiles emergentes.
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En los últimos meses han sido muchos los creadores de contenidos que se han quejado de las modificaciones que está haciendo Instagram y que están tirando por tierra su trabajo. “Es una época un poco rara en cuanto a crecimiento y visualizaciones”, asegura.
Ante un panorama más que cambiante en cuanto a redes sociales -sino que se lo pregunten a los tuiteros que cada día se desayunan con una nueva genialidad de Musk– puede que ahora la puerta al éxito esté en escoger bien la red social en la que tratar de conseguirlo. Y eso tampoco será sencillo.
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